miércoles, 8 de junio de 2011

Dismorfofobia


Por: Enrique Lomas Urista

Escultura: Guillermo Colmenero©
Navaja en mano enfrentó al espejo. Esquivó su imagen bajando la mirada hacia el lavabo, pero el agua turbia acumulada en el fondo le apuñaló la estima con un reflejo y una idea grotesca de lo que venía. Ser feo es terrible, pensó.
El rostro anguloso, la barba cerrada, la nariz perfecta, encajaron en el espacio de 30 por 30 pulgadas de ese cristal con que solo el humano se mira.
Algunas canas nevaban el rostro envidiado del hombre de 30 años, pero fueron segadas en juicio sumario y con la acción eficaz del filo de oro de la navaja.
La mirada se nubló y la nariz creció un poco, los poros se abrieron y la grasa impertinente tuvo que ser abatida con el paso de una fibra que arañó esa cara tan querida.
Las cejas se unieron en un encontronazo de fealdad instantánea, por lo que el hombre buscó remediar el repentino brote con un zarpazo de navaja, dañando irreparablemente un párpado que lloró una lágrima roja.
El párpado maltrecho fue lo de menos ante los surcos inesperados que ya nacían en la frente y que lo exasperaron hasta el llanto.
Pero lo peor ocurrió cuando su estatura ya no le permitió alcanzar su reflejo en el espejo, porque sus piernas se habían arqueado instalándolo en un cuerpo de enano.
Las nalgas le engordaron y le confirmaron la sospecha de haber arribado al enanismo y los brazos cortitos apenas le alcanzaron para arrimar una silla al lavabo frente al espejo para tratar de ver la gravedad de los estragos.
Ya su cara era ancha y sus labios habían crecido como los de un pez de charca maloliente cuando el llamado de su esposa detrás de la puerta del baño le hizo caer de la silla.
Como pudo se repuso y trepó de nuevo a la altura de sus ojos, para esculcar en la mirada restos de sí mismo, retazos del hombre gallardo que fue y que no vería jamás.
Retomó la navaja de oro, abandonó la silla que ya no le alcanzaba para mirarse al espejo y de plano trepó en el lavabo.
Miró de nuevo su rostro horrible, afiló el ansia de muerte y de un solo tajo cortó la yugular para liberarse de sí mismo por siempre.
Sobre el piso de mármol italiano se derramó el cuerpo atlético y el rostro perfecto del hombre, mientras su mujer intentaba derribar la puerta del baño con gritos espantosos.

_____________________________________________________________
Enrique Lomas Urista nació en Hidalgo del Parral, Chihuahua, en 1966. Es corresponsal de Grupo Reforma en el estado de Chihuahua desde hace 20 años, oficio que lo ha acercado a los temas del narcotráfico e indigenismo.
Su trabajo como escritor se ha publicado en cinco crestomatías de cuento y una de poesía, entre los que destaca su primer libro de cuentos "Sueños derramados" y el clectivo de narraciones periodísticas que tejió en conjunto con 6 reconocidos periodistas chihuahuenses, 'La guerra por Juárez'. Ahora escribe su primera novela. Desde su adolescencia se dedicó al periodismo cultural y al guionismo de radio.
Escribe por recomendación de su madre, que le decía, entre la nube de fantasmas que habitaban sus tiempos de niñez, que cuando se tiene una pesadilla hay que contarla en voz alta para que no se cumpla.
Lomas fue el más joven de los integrantes del grupo literario “Botella al mar”, comandado por el maestro Saúl Rosales Carrillo y acompañado de las potentes voces de Gilberto Prado Galán, Jaime Muñoz Vagas y Pablo Arredondo, de donde emergió una crestomatía de cuentos.
Aunque está lejos respirando vida y esperando la muerte, a la Laguna le debe todo: sus mejores amigos, un título universitario, sus primeros amores y la maldita costumbre de dormir sin soñar para jugar a morir un poco.   
Ahora está en Chihuahua, pero de hecho Lomas nunca se ha ido del todo. En su pecho aún alberga el galope de un árido corazón al que le sacude el polvo cada vez que tiene un momento creativo.


1 comentario:

  1. Ir perdiendo el tamaño hasta volverse casi un enano a los ojos de la mujer que se ama a muchos acorrala y les deja como salida solo el piso del baño... Buen texto hermano, gracia por compartirlo y sobre todo por el espacio que me descubres para gozar de una buena lectura, pasare seguido por este espacio.

    saludos
    sos

    ResponderEliminar